PRIEMRA RELATORIA
PROCESOS PSICOLOGICOS BASICOS
“Es angustiante reconocernos socialmente…” , nacemos y empezamos a morir con una carga de responsabilidades que se nos imponen …” son dos de las frases que mas impacto nos causaron al ser leída la relatoría sobre adolescencia, elaborada por un joven de quinto semestre de psicología y que nos adentro en un tema bastante complejo, y es como el hombre al reconocerse socialmente se ve confrontado con su propio psiquismo. Estamos constantemente sometidos a la mirada del otro y por tal motivo se nos forma como pensamos y lo que podemos decir o hacer para ser aceptados socialmente.
El hombre es considerado como un ser deseante por naturaleza, pero se halla reprimido por el conflicto psíquico y la amenaza externa, el deseo siempre existe, pero no siempre podemos permitirle fluir libremente. Es esta la razón para denominar el hombre como ser tachado, cuya existencia se basa y encamina al cumplimiento de normas y leyes impuestas por él mismo y por la sociedad, y a causa de esto lo invade la insatisfacción.
La inconformidad que le genera el “no poder hacer lo que quiere” forma una serie de altibajos en su mente y termina siendo presa de la angustia, de la impotencia frente al requerimiento de sus deseos. Esta angustia se convierte en el síntoma de que algo no está marchando bien.
La angustia es inherente a la condición humana, se convierte en un problema cuando no se encuentra razón para ella (angustia neurótica), pero mientras aun nos permita visualizar el horizonte, talvez es la búsqueda de esa razón la que da sentido a nuestra vida. Desde esta perspectiva podemos ver la angustia como un elemento del deseo de surgir.
Somos seres insatisfechos e infelices; y es nuestra principal demanda buscar la felicidad que es tan efímera y escurridiza como el agua, porque solo podemos tenerla en nuestras manos por unos instantes, luego debemos continuar en la búsqueda; y a fin de cuantas debemos conformarnos con los momentos de satisfacción que se nos cruzan en el camino buscando así el equilibrio que permita fortalecer el motor de nuestros actos, “el deseo”… aunque se agazape en el inconsciente.
Los conflictos en nuestro psiquismo son continuos, jamás experimentamos calma total y en parte se debe a su fragilidad. Freud propuso, para entender la naturaleza de esos conflictos unas instancias psíquicas llamadas: Ello, Yo y superyó.
En el Ello se encuentra la fuerza pulsional (instintos humanos), las culpas, los deseos, las pasiones, es la sede y la fuente de la energía psíquica. Sus contenidos son inconscientes, en parte reprimidos.
El Yo es el mensajero del Ello en esta instancia nos sentimos adaptados al mundo.
El contenido de ese Yo es el resultado de identificaciones con rasgos de otras personas que van teniendo influencia en la vida del niño, son especialmente importantes, las identificaciones con los padres; además en el transcurso de la evolución, el niño va adquiriendo una especie de realidad que origina que una parte del Ello se adapte a ella. Una de las tareas ms importantes del Yo es enfrentar las amenazas y peligros que acechan a la persona y suscitan angustia. El Yo puede tratar de dominar el peligro adaptando métodos realistas para resolver el problema, o puede tratar de aliviarla, utilizando métodos que nieguen, falsifiquen o deformen la realidad y le impidan desarrollar su personalidad. Estos últimos son llamados mecanismos de defensa del Yo.
El Yo se encuentra en una posición de compromiso entre las exigencias pulsionales del Ello, los imperativos del Superyo y las exigencias de la realidad. Su posición no es nada fácil, y tiene que debatirse y poner en marcha sus mecanismos de defensa para evitar excesivos impulsos pulsionales… es aquí donde encontramos la causa de muchos conflictos psicopatológicos.
El Superyo es diferente al Ello, en él encontramos: la conciencia moral, las normas, la auto-observación, el bien y el mal y la formación de ideales. Se puede decir que el Superyo es el heredero del complejo de Edipo y este supone un taller de la personalidad donde se producen identificaciones importantes y se interiorizan prohibiciones parentales… el Superyo se identificaría con estas últimas. Su función es como la de un juez o un censor y puede ser extremadamente severo con el Yo.
Es innegable que el ser humano va mucho más allá de las complejas conexiones cerebrales. Es un ser enigmático, impredecible, frágil y extremadamente sensible a sus emociones, sentimientos, pasiones, pulsiones (instintos agresivos y sexuales), etc. Componentes de nuestro ser que amenazan con romper el equilibrio.
L.M.O.O.
III SEMESTRE DE PSICOLOGÍA
2003-2
Era el inicio para comprender otra realidad que no existe para casi nadie, que hablar de ella nos deja en soledad porque no es compartida por muchos. Era el momento de empezar a entender, comprender, escribir, defender y dar a conocer.
domingo, 12 de abril de 2009
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